A estas alturas de la vida y con 15 de experiencia laboral encima, hace rato le perdí el miedo a las entrevistas; lo que no quiere decir que todas hayan sido perfectas. Aún con la mejor preparación posible, los imprevistos nunca faltan y no dejan de sorprenderme.
Píllense el top 10 de mis locas entrevistas de trabajo y lo que aprendí de ellas:
#1
Entrevistador distraído -o peor, desinteresado: La verdad, la entrevista empezó mal desde el principio porque el salón que habían reservado para la ocasión estaba ocupado así que tuvimos que hacerla en un spare room, o lo que yo llamaría tiernamente, el cuchitril de material de mercadeo, y como aspirante a un cargo en una empresa, su sentido del decoro y la etiqueta corporativa dejó mucho qué desear.
Ambos entrevistadores me hicieron las correspondientes preguntas y a lo largo de la charla ambas partes (ellos y yo) nos íbamos dando cuenta de que ni el cargo se ajustaba a mi perfil ni yo estaba preparada lo suficiente para asumir el reto, pero hasta ahí, todo bien. Una cosa es reconocer que un aspirante no se ajusta al perfil que están buscando durante dicha entrevista y otra muy distinta es dejar de prestarle atención y ponerse a mirar para todos lados menos a la persona que le está hablando, en ese caso, el aspirante; que fue lo que realmente pasó.
Obviamente salí bajoneada, pero al mismo tiempo aliviada de saber que al menos, no iba a trabajar en una empresa que seguramente no valoraría mis contribuciones o se interesarían mínimamente en escucharme. Mejor dicho, una empresa que no me pararía bolas!
#2
Una palabra que descarriló el tren: Durante una entrevista, me preguntaron si me sentía cómoda con una estructura plana y horizontal o una jerárquica y vertical. Mi respuesta iba muy bien hasta que se me olvidó la pronunciación correcta de la palabra jerarquía en inglés, y eso fue suficiente para perder el hilo del discurso y ponerme nerviosa.
Por supuesto, pedí disculpas y en vez de decir la palabra, lo que hice fue escribirla en mi cuaderno y mostrárselas. Los entrevistadores amablemente me enseñaron a pronunciarla y eso más bien sirvió para que tuviéramos una pausa jocosa en la que nos relajamos un poco.
Aquí la pregunta sobre si me gustaba una organización horizontal o jerárquica pasó a un segundo plano. Lo que les dejé claro es que, en cualquiera de los dos estilos me adaptaría fácilmente siempre y cuando en la empresa hubiera respeto y… ¡sentido del humor!
#3
Entrevistador a mil: Esta vez fue una entrevista telefónica. La verdad, las odio. Yo prefiero las entrevistas en persona o por videoconferencia porque así, al menos puedo leer los labios. En este caso, el problema era que el entrevistador hablaba demasiado rápido y aparte de todo con un acento super particular de su región (Cape Breton en Nova Scotia) por lo que casi no le entendía lo que me decía o me preguntaba.
Sobra decir que la entrevista fue realmente difícil y se tornó innecesariamente larga debido a que yo tenía que pedirle constantemente que me repitiera o me explicara lo que quería decir, y en esos casos, es muy poco lo que uno puede hacer. Una barrera de comunicación de esas características es muy difícil de manejar incluso para los propios canadienses u otros anglo-parlantes en su defecto.
Lo único que pude hacer fue sufrir pacientemente la tortura de nuestra mutua incomunicación, responder lo más resumidamente posible las preguntas, terminar la entrevista lo más pronto posible… y sacar una cerveza de la nevera para relajarme. ¡Eso sí, sin remordimientos! cada mala entrevista es siempre un buen aprendizaje.
#4
El entrevistador me dijo de frente que estaba sobrecalificada para el cargo y por eso no me podía pagar lo que yo estaba pidiendo. Curiosamente mi perfil encajaba exactamente con lo que la empresa estaba solicitando en la oferta de empleo.
Esto pasa con mucha más frecuencia de lo que uno se imaginaría o desearía, por lo menos en Marketing Digital. En la oferta de empleo buscaban un perfil que hiciera de todo y hasta más, y yo, con más de 12 años de experiencia en ese entonces, me postulé pensando que me iban a adorar pero en cuanto hablé de mi expectativa de salario, la desilusión en la cara de mi entrevistador no se hizo esperar; claro que la mía no se compara, al escuchar en su propia voz que yo estaba sobrecalificada y que no debí haberme postulado!, a lo que yo respondí muy amablemente que deberían entonces ajustar el perfil del aspirante en la oferta para que quede acorde con su presupuesto.
#5
Por pronunciar focused, dije la palabra con f*. El chiste se cuenta sólo. Se pueden hacer una idea de la vergüenza que sentí. En mi defensa diré que era mi primera entrevista en Canadá y estaba super nerviosa. Igual, me dieron el trabajo!
#6
Salí de la casa con bastante tiempo de anticipación pero tomé el bus equivocado y tuve que bajarme en un terminal bastante lejos.
Para ese momento ya era evidente que iba a llegar tarde por lo que llamé a avisar que llegaría media hora tarde debido a una situación inesperada con el tráfico. Los entrevistadores entendieron la situación y amablemente me esperaron. No obtuve el empleo aquella vez pero como dato curioso, seis meses después me contrataron para otro empleo similar.
#7
La entrevista se tornó demasiado larga y ya me tenía que ir a la oficina a entregar un plan urgente. Tuve que interrumpir amablemente al entrevistador para poderme ir a tiempo. El entrevistador agradeció mi sinceridad y me dijo que eso hablaba bien de mí ya que tenía un estricto sentido de mis responsabilidades y prioridades.
#8
En medio de la entrevista, el entrevistador se puso a fumar ahí mismo, en frente de mí sin preguntarme si me molestaba o no. #Nocomments #Sincomentarios.
#9
Tuve que recoger a DJ en el colegio justo antes de una entrevista informal y admito que me arreglé muy bien, tan bien que DJ me dijo que me iba a ganar un premio. No me dieron el trabajo, pero el piropo de mi hijo fue más que suficiente para hacerme feliz; y técnicamente fue un premio para mí.
#10
Al final de la entrevista, el entrevistador -que además era el dueño de la empresa- me confirmó que yo era la persona que estaban buscando y que estaba contratada. Días después me envió un email para acordar una nueva reunión para revisar el contrato y firmarlo. La tal reunión resultó siendo una nueva entrevista de trabajo con dos personas más del equipo, lo que me dejó una mala impresión del proceso. Al final me dieron el trabajo, pero renuncié a los dos meses después debido a mis discrepancias con el dueño y su estilo de liderazgo.
Esto me ha pasado hasta ahora y sólo llevo quince años. Todavía me falta unos veinte más para retirarme así que lo que me queda es tiempo para seguir recolectando anécdotas.
Estoy segura que no soy la única a la que le han pasado cosas así, o peores ¿alguno que se anime a compartir?